Me encantó todo: el CAVILAM, las visitas, los profesores, los grupos de compañeros y la familia que me hospedó. Pude practicar la lengua en todo momento y conocer las costumbres cotidianas de una familia francesa. Me permitió conocer un montón de gente nueva, de todos los rincones del mundo. La ciudad amigable y el ambiente universitario que rodea al CAVILAM me hicieron sentir muy cómoda. La verdad, una experiencia que merece ser repetida.
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