Muestra fotográfica "Nilo Blanco" por Ana Robles
nilo blanco

NILO BLANCO
Sudán del Sur -el país más joven y uno de los más pobres e inestables del mundo- ha sufrido una guerra interminable hasta independizarse en 2011. Desde entonces, soporta una guerra civil e infinidad de luchas tribales para ocupar territorio. La gente muere y quienes encuentran el modo, emigran.
Pero los Mundari, una tribu de pastores nómades, tienen su mundo en los márgenes del Nilo Blanco. Viven de la ganadería, la pesca y la agricultura, compartiéndolo todo y manteniendo rutinas milenarias.
Cuando las vacas Ankole, su sustento, van a pastorear dentro de la isla, los niños juntan estiércol y prenden hogueras. Al atardecer regresan al campamento, se agrupan alrededor del fuego y son masajeadas con cenizas. Es el modo de limpiarlas y protegerlas de los insectos en una ceremonia íntima, trascendental.
Es que estas vacas son sagradas. Intermediarias entre ellos y sus Dioses, les dan alimento, les otorgan su posición social, son su dote para formar una familia. Los Mundari nacen, crecen y mueren entre el ganado. Beben su sangre y su leche. Se asean con su orina y con cenizas de estiércol. Viven inmersos en una mezcla de niebla, polvo y humo que constantemente se ve en cada una de estas imágenes.
Ana Robles compartió días con varias tribus de Sudán del Sur: los Didinga, Toposa, Yije, Lariem y Mundari. Dos meses después de que la fotógrafa partiera, muchos Didinga -con los que había compartido su estancia- fueron asesinados por los Toposa.
Aunque no podemos siquiera sospechar sus penas o sus alegrías cotidianas, sí entendemos el dolor de la injusticia y la impotencia ante los ataques de los que son víctimas.
Estas culturas, lamentablemente, no se encuentran amenazadas solamente por la globalización.

¿Quién es Ana Robles?
Gracias a mi madre mallorquina que vino a la Argentina siendo muy joven, es que he nacido aquí en Buenos Aires y he crecido entre el campo y la ciudad.
Soy médica veterinaria (me encanta la naturaleza en todas sus formas) y también psicóloga social. Actualmente ejerzo la profesión de veterinaria produciendo medicamentos para animales; y la psicología social me ha servido para conectarme con los dueños de mis pacientes y con el mundo.
En el año 2000, comencé a estudiar fotografía apasionadamente, enfocada en la antropología y la naturaleza.
He tenido la oportunidad de viajar mucho por mi país y el mundo. (América, África, Asia, Oceanía y Europa). Me considero una fotógrafa viajera en búsqueda de culturas que aún conservan sus tradiciones, sienten orgullo y han sido poco modificadas por nuestras formas occidentales.
Me gusta conocer y poder mostrar sus costumbres, sus modos de relacionarse, sus alegrías y tristezas, que en todos los casos son las de todos, sólo que en diferentes entornos o realidades. En esa búsqueda también he experimentado el dolor de la injusticia o de la impotencia, pero en todas las circunstancias trato de encontrar la belleza.
El momento de relacionarme con gente de otras latitudes y sentir que podemos comunicarnos y podemos respetarnos, es mágico.
Siempre he tenido magníficas experiencias, porque la gente más simple, abre sus casas y se brinda sin reparos. A ese aspecto de la fotografía le estoy absolutamente agradecida.




